KUMANO KODO 2010...........

3 de mayo (séptimo y último día): Ligonde - Melide 23,8 km

Repetición de la jugada. Etapa corta, desfilar lento y aspecto de no querer (poder) caminar a un paso un poco más digno. Salimos con calma, bogamos con parsimoniacalma y aún así llegamos un tanto cansados en una jornada de sábado con el camino lleno de domingueros. En general fuimos bastante lentiños y nos justificamos con aquello de que la etapa resultaba más dura de lo previsto, y lo cierto es que hubo constantes subiditas y bajaditas que molían lo suyo. El paisaje, una vez más, maravilloso y aquí está Irache en el puente de Leboreiro para corroborarlo.Aparte de éso no hubo muchas cosas reseñables en el camino de ese día, salvo el cafecito de siempre en Palas y que nos conjuramos para llegar a Melide a comer al Ezequiel, por aquello de lo ocurrido años atrás, cuando el conjunto del pelotón se la jugó a Jaime y Porota. Entonces habíamos quedado a comer en un restaurante al principio del polígono industrial de Melide, a la entrada, adonde ellos llegaron destacados. Pero los que íbamos detrás pasamos de largo por despiste. Como nadie aparecía, la mesonera empezó a mosquearse, sugiriendo que fueran pidiendo para evitar agobios en la cocina. Al final, pasadas las tres de la tarde, se descubrió el pastel: todos estábamos llegando a Melide y ellos cuatro kilómetros atrás. Balbuceando una excusa del tipo de “¡anulamos la comida y nos vamos corriendo que uno se ha puesto malo…, se ha caido…, se ha no se qué, adiós, otra vez será!” se esfumaron a la carrera. El pelotón, por su parte, había llegado al Ezequiel y disfrutaba del pulpo y de unas enormes empanadas. Porota y Jaime aparecieron a los postres un tanto mosqueados y, para mayor escarnio, ni disculpas ni nada, sólo risas generalizadas. En la foto vemos a Porota en la puerta de una iglesia de Palas, tan lozana como siempre.
Este año , al llegar a Melide, por el puente de Furelos fuimos todos directos al Ezequiel, donde al frente del último grupo entraron a la carrera, a ritmo marcial, Juan y Juanma, provocando un aplauso cerrado de los numerosos comensales, como se ve en la foto:La comida fue copiosa, pero Ezequiel ya no es el templo que fue. Está reformado, modernizado diránlos más simples, pero ha perdido su atractivo y encima ni siquiera tiene empanadas. Pese a ello la velada fue larga, incluso cayeron no pocos cánticos que la voz maravillosa de la O' Neal embelleció hasta que poco a poco nos fuimos retirando al hotel y rescatamos los coches. Jaime se había esforzado: por poco dinero unas habitaciones más que dignas. Hubo siesta y cita temprana para ir a cenar con ropa de bonitos/as, tras vuelta por el pueblo que, dicho sea de paso, es manifiestamente mejorable.
En este contexto Nacho aprendió algo más del carácter gallego. Ponemos aquí su foto porque como siempre iba escapado en cabeza había que pillarlo al principio de la jornada.Jaime, siguiendo la tradición, quería ir a cenar el chuletón de siempre, aunque había quien dudaba. Nuestro prócer asturiano quiso probar suerte, y mantuvo, más o menos, el siguiente diálogo con una paisana.
- ¿Sabe dónde podemos ir a cenar bien en Melide?
- En Melide se come bien en todos los sitios.
- Ya, pero en Asturias cuando alguien me pregunta le recomiendo un sitio bueno.
- Pues yo fui a Asturias y comí bien en todos los sitios, sin referencias….
La cara de Nacho después de semejante cambiada era todo un poema. Fue algo parecido a lo de la señora de Ferreirós que cuando le preguntamos si le gustaba una tarta de su restaurante dijo lacónicamente: "Unhas cousas me gustan máis e outras menos", o la hostalera del mismo albergue que cuando le preguntamos si lo cerraba pregunto "¿Por dentro o por fuera"... Y es que te somos así.

Ni que decir que fuimos al sitio del chuletón, donde nos dieron buena carne y un regular servicio en un restaurante bastante mediocre con una carta de vinos escuálida. Pero daba igual: habíamos llegado al final en fecha, en buen estado y por tanto contentos. Hubo risas y casi promesas de amor eterno. También se recordaron las principales anécdotas del camino, como la ocurrida ese mismo día, con Juan bajando una cuesta de espaldas por aquello de probar de todo cuando los músculos se niegan a transportarte. Asombrado, un peregrino-ciclista se paró a su lado y cándidamente pregunto: “¿Es una promesa acaso?”. El eco de las risas de los que iban a su lado todavía se escuchan por las cercanías de Melide. Aquí está Juan bajando marcha atrás para que se vea que no fue cuento:Álvaro y Beni también tuvieron su parte. En una jornada con cientos de ciclistas por el camino constantemente había que dejarles pasar. En determinado momento oyeron a su espalda el casi habitual grito de ¡Bici!; institivamente se hicieron a un lado, dejando paso, con toda cortesía, a Nacho y algún otro peatón. Una treta, vamos . Este es el puente de Furelos, prácticamente ya al final de nuestro viaje.Antes de irnos a dormir los foráneos (Nacho, Juan y H14) avisaron que saldrían pronto. Los demás estábamos a las nueve como clavos para desayunar con ellos y despedirnos. Todos….. menos Pepe y Susana. Estos dos habían venido en el coche de Jaime y, por tanto, la hora de salida la fijó Pepe, of course.
Consecuencia: desayunamos, se fueron los foráneos, nos marchamos los demás… salvo el chófer de la pareja de durmientes . Jaime se quedó rumiando su rencor por las esquinas del hostal mientras el resto regresábamos a nuestros lugares de procedencia. A las puertas de Vigo el prometido mensaje: “Se levantaron, están desayunado y vamos por fin a salir…”.

Bueno, aquí queda el testimonio para el recuerdo. Creemos que deberíais enriquecerlo con vuestros comentarios porque, sin duda, hay muchas cosas curiosas y graciosas que se han quedado en el tintero y es una pena que se pierdan. Lo que no cabe duda es el sentimiento de todos con respecto a estos días:

¡ QUE GOZADA DE SEMANA ¡

¡ HASTA EL 2009 ¡

¡ KUMANO KODO 2010 .....